Hoy se plantea desde una perspectiva diferente el uso común de estas dos ramas, donde a los alumnos se les cuestiona a una edad considerablemente temprana para decidirse por una de ellas, pero; ¿Es eficaz en nuestro día a día y para las empresas?. Todo ello a continuación;
Es frecuente celebrar que las grandes empresas tecnológicas están contratando sociólogos o historiadores para sus equipos de datos o de inteligencia artificial, asumiendo prácticamente que no se puede enseñar empatía a físicos o ingenieros. Para algunos, la imagen de una dupla fantástica sería una joven matemática, inteligente pero inhumana, que teclea furiosamente bajo la mirada desconfiada de un filósofo, encargado de vigilar unos algoritmos que ni entiende ni aprecia. Pero ¿cómo va a ser eso un equipo ideal?. Quizá esa clasificación parezca de los más artificial y en la práctica pueda llegar a ser ineficáz.
En ese caso necesitaremos gente que pueda hablar de números y también de ideas. Personas que se absorban con un problema y que disfruten de resolverlo por el reto de hacerlo, pero que, además, piensen en las consecuencias de lo que hacen, sean sociales o económicas, positivas o negativas. Si eres una psicóloga preocupada por el efecto de los likes sobre los adolescentes, necesitas entender cómo funcionan las piezas que hay debajo.
De cara al futuro se apunta hacia una mirada mixta, ni solo sentimental ni solo técnica. Lo primero no es suficiente: no bastaba con la buena voluntad para demostrar que las vacunas contra el covid-19 iban a funcionar, hubo que hacer experimentos controlados y aleatorizados. Pero lo segundo tampoco: cualquier problema relevante necesita una perspectiva humanista. Los coches autónomos tendrán que resolver conflictos éticos —”¿debo cambiar de carril y golpear al vehículo que viene de frente para esquivar a un peatón despistado que podría cruzar sin mirar con probabilidad 30%?”—. Los dilemas son inescapables.
Muchos apuestan por la intersección de estas dos culturas de cara al futuro. Por eso se plantea el cultivo de las dos facetas, ciencias y humanidades, empezando por la que tengamos más abandonada.