La información que vamos a reflejar se encuentra en permanente revisión debido a que las circunstancias son cambiantes. Las recomendaciones incluidas en esta guía tienen la finalidad de establecer los principios básicos de prevención de la infección por SARS-CoV-2 en el ámbito escolar. Este documento está en revisión permanente en base a la evaluación epidemiológica y de la nueva información de que se disponga.
Estas recomendaciones se han elaborado entre las Consejerías de Sanidad y de Educación, Universidades, Ciencia y Portavocía, en base a lo recogido en la ORDEN 572/2021, de 7 de mayo, de la Consejería de Sanidad, por la que se establecen medidas preventivas para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19 una vez finalizada la prórroga del estado de alarma declarado por el Real Decreto 926/2020, de 25 de octubre1, donde se describen las medidas de contención y prevención necesarias en diferentes ámbitos. Siguiendo el mandato de esta orden, en concreto, las medidas que han de adoptar en los centros docentes de la Comunidad de Madrid para la organización del curso 2021-2022 en relación con la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 se actualizan en la nueva ORDEN 1244/2021 del 1 de octubre de 20211.
PAPEL DE LOS CENTROS ESCOLARES.
Hay cada vez más conocimiento sobre el papel que tienen los niños y niñas en la transmisión de la enfermedad. La mayor probabilidad de contagio en la población infantil y adolescente ocurre en sus hogares11–13. Así, la detección de casos de COVID-19 en el ámbito escolar no siempre indica la presencia de transmisión en la escuela, sino que suele ser consecuencia del aumento de la transmisión comunitaria14.
Según la información analizada y documentada por el Ministerio de Sanidad, en el curso escolar anterior 2020-2021, el impacto de la transmisión en la actividad educativa ha sido bajo y alrededor del 99% de las aulas han estado en funcionamiento sin necesidad de establecer cuarentenas10. Las etapas de Educación Infantil han sido las menos afectadas. La mayoría de los brotes se han detectado en Educación Secundaria Obligatoria y no obligatoria (36,1%) y en Educación Primaria (25%).
Además, se ha demostrado que las medidas de prevención que se tomaron en los centros educativos como mantener la distancia física, la ventilación (permanente) con aire exterior y el uso adecuado de mascarilla, así como las medidas de higiene son esenciales para prevenir la transmisión en el entorno educativo14. La excelente aplicación de todas estas medidas por parte del sistema educativo ha contribuido a la disminución de la transmisión y control de la infección por SARS-CoV-2 en los centros escolares de la Comunidad de Madrid.
Otro de los aspectos fundamentales de los buenos resultados obtenidos durante el curso escolar previo 2020-2021, se ha debido a la buena coordinación entre los equipos de sanidad y educación. Desde un principio se establecieron canales continuos de información y de formación en ambos sentidos, con la impartición de seminarios online para los responsables coordinadores COVID-19 de los centros educativos y desarrollo de herramientas informáticas para la comunicación de dudas y la notificación y gestión de los casos, que ha permitido agilizar la aplicación de las medidas de control.
Por tanto, los centros educativos han demostrado que cumplen un doble papel en la prevención y control de la COVID-19:
Como centros docentes, para la difusión del conocimiento de esta enfermedad y de su prevención.
Como centros promotores de salud, para la adopción de todas aquellas medidas que garanticen la protección frente al SARS-CoV-2, tanto del alumnado como del resto de personas que conviven en ellos.
En este nuevo curso escolar, además de lo anterior, los centros escolares tienen que convertirse en “centros promotores de la vacunación” de todos sus convivientes, potenciándola en el alumnado a partir de los 12 años y en el profesorado y resto de profesionales, de forma activa facilitando brindar información acerca de la vacunación contra el COVID-19 y fomentando la confianza y seguridad con respecto a la vacuna.
Cada vez hay mayor evidencia de que las personas que están totalmente vacunadas contra el COVID- 19 tienen menos probabilidades de infectarse y presentar síntomas, además de registrar un riesgo sustancialmente menor de enfermar gravemente y morir a causa del COVID-19, en comparación con las personas no vacunadas.
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