Cuando hablamos de aprendizaje debemos entender que todos los elementos que intervienen en el proceso afectan en mayor o menor medida. Es más, podemos trabajar sobre algunos de ellos para alcanzar mejores objetivos.
DISEÑO DEL AULA FAVORECE EL APRENDIZAJE
Si alguien nos pregunta acerca de cómo es el diseño de un aula todos tendremos el mismo esquema en la cabeza: un encerado o "pizarra", delante del mismo la mesa del profesor y, frente a ella, los pupitres de los alumnos. Y lo cierto es que esta distribución es la habitual en el mayor número de centros educativos. Si hay una excepción son las aulas de los más pequeños en los que se opta por crear pequeños grupos siendo el maestro el que se pasea entre ellos.
Según se desprende de algunos estudios realizados entre los profesionales de la enseñanza el hecho de cambiar o modificar la distribución de las aulas puede producir un beneficio en el aprendizaje. Este cambio implica la creación de un ambiente más flexible, más dinámico, al romperse los esquemas rígidos del aula tradicional.
La sociedad actual se basa en un entorno social bastante complejo en el que se interactúa constantemente y si las aulas reproducen esa situación se trabajará sobre actitudes más colaborativas, flexibles y activas. Esto a su vez provoca una mayor implicación y motivación por lo que directamente se favorece el aprendizaje.
Las nuevas tendencias de formación inciden en que todos los elementos que intervienen en el proceso educativo son importantes en mayor o menor medida, incluso los pasivos como el diseño de las aulas. Igual que las pizarras electrónicas permiten una mejor forma de enseñar los conceptos la colocación y distribución de los elementos en las aulas pueden ayudar a que la motivación sea mayor. Y ya sabemos que la motivación está directamente relacionada con el aprendizaje.